JUEVES, 19 de setiembre de 2019.- La alerta está desatada en el Banco de la Nación Argentina (BNA). En una larga cadena que incluye pérdidas de $ 3.000 millones en un trimestre (abril, mayo y junio últimos), un préstamo de $ 4.000 millones a Mercado Libre, préstamos a tasa negativa contra la inflación, y descapitalización creciente, la gestión de Javier González Fraga y Lucas Llach -presidente y vice, respectivamente- está a punto de poner la “frutilla del postre” de sus fracasos, pero esta vez a riesgo de enfrentar juicios futuros por ello. Como mínimo, la figura de incumplimiento de los deberes de funcionario público aparece en el horizonte.
El BNA está por otorgar tres préstamos a la empresa Sideco Americana S.A., la constructora que en sus primeras décadas de existencia -la fundaron en 1958- fue la nave insignia del Grupo Macri. Los préstamos serían por $ 222,2 millones, $ 22,2 millones y $ 139,5 millones. Entre los tres, cada uno con su número de operación correspondiente, totalizan $ 383.937.872.
La sorpresa, que encendió las alertas tanto en el personal de carrera del banco, como entre algunos bancarios allegados al Frente de Todos, es que la tasa anual en pesos sería del 5%. Además, con plazos de pagos muy largos. El crédito de $ 139,5 millones se terminaría de devolver el 31 de enero del 2031, y los otros dos el 19 de junio de ese mismo año. «Apenas Macri asumió la Presidencia, su familia quiso cancelar diversos préstamos en términos así de favorable. Y sólo pudieron hacerlo con SOCMA, porque en el resto de los casos se opuso el personal técnico del Banco Nación», explicó una fuente importante a Minuto de Cierre. «Ahora atacan de nuevo porque se van, y lo más increíble es que González Fraga y Llach habrían dado el OK», agregó.
La justificación para una tasa tan negativa con respecto a la inflación, lesiva para los intereses del banco, es que son garantizados por Sideco Americana con bonos estatales. Este argumento, que algunos funcionarios del Banco Nación quieren vender como positivo, sería lo contrario. Una empresa entrega bonos cuyo valor de mercado es bajo, y cuyos plazos de pagos fueron alargados, y a cambio recibe refinación de su deuda a una tasa del 5% anual. “Es un regalo”, sintetizan los más críticos.
Para colmo, dos de los tres préstamos arrancaron con un monto menor. El de $ 222,2 millones arrancó en una deuda original de $ 199,9 millones. En tanto que el de $ 22,17 millones era en principio de $ 19,9 millones. Lo contrario ocurre con el préstamo de $ 139,5 millones, que arrancó en $ 190 millones.
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