MARTES, 5 de mayo 2020.- Falta el aire, se siente una presión en el pecho. La definición de los médicos dice que el asma es una enfermedad inflamatoria crónica de la vía respiratoria (bronquios) caracterizada por ataques recurrentes de tos, y sibilancias (silbidos en el pecho), que varían en severidad y frecuencia.

Los síntomas pueden presentarse de manera intermitente o persistente y en algunas personas se agravan durante la actividad física, con las infecciones virales, con la exposición a alérgenos o al llegar la noche.

«En el asma, mantener la vía aérea desinflamada es fundamental para disminuir las posibilidades de exacerbaciones que pueden obligar a tener que concurrir a guardias con el riesgo de exposición», indica el doctor Pablo Moreno (M.N. 88.030), presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, hay actualmente más de 300 millones de pacientes con asma, constituyendo una de las enfermedades crónicas más frecuentes, y la más prevalente en los chicos. Hoy, 5 de mayo, es el día en que se reivindican los cuidados y la prevención frente a esa enfermedad.

«Vivimos un tiempo de pandemia, y los pulmones son órganos de riesgo, susceptibles de la virulencia con que ataca el SARS-CoV-2, potencialmente fatal», remarca Moreno.

Los pacientes con asma no mostraron tener un riesgo mayor de complicaciones como sí ocurre con la edad avanzada, hipertensión, diabetes y obesidad. Sin embargo, hacer el tratamiento irregularmente o dejar de tomar las medicaciones indicadas por el médico, pueden hacer que la inflamación de los bronquios empiece a descontrolarse, aunque inicialmente el paciente no se dé cuenta de ello.

Esa leve inflamación puede motivar que los bronquios queden más expuestos a las infecciones respiratorias.

Recomendaciones para las personas con asma

  • No suspender la medicación indicada.
  • Los pacientes con asma grave, que reciben corticoides vía oral como fármaco de mantenimiento, no deben interrumpir el suministro.
  • Tener un plan de acción para el caso en que los síntomas empeoren. Esto ayuda a evitar las crisis respiratorias y a manejar con cuidado los tiempos para aplicar los aerosoles.
  • Por esta pandemia, evitar en lo posible las nebulizaciones comunes, por el riesgo de aerosolizar los ambientes con el coronavirus.
  • Usar en cambio las aerocámaras (espaciadores) para uso individual y personal. Y limpiarlas cuidadosamente con alcohol al 70 %, para desinfectarlas.
  • No compartir los dispositivos entre miembros de una misma familia.
  • En caso de que el paciente deba concurrir a una sala de emergencia, hacerlo siempre con barbijo, llevando consigo la medicación, el plan de acción y la aerocámara personal.
  • Vacunarse contra la gripe y neumonía.

Sobre asma y alergia
Los tratamientos para la alergia y el asma no protegen ni empeoran la infección causada por el nuevo coronavirus, pero «sí mejoran la condición general, por lo que tampoco deben modificarse», señala el especialista.

«Es el caso de los alérgicos, se sugiere estar vacunados para la gripe con la cepa de este año, pues no es suficiente con la del año pasado. Y en el caso del asma bronquial, estar vacunados contra la neumonía. Aunque ninguna de estas vacunas previene un contagio con coronavirus, van a ayudar a mantener el buen estado de salud», explica Moreno.

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