DOMINGO, 24 de enero de 2021.- Se acabaron las mascarillas artesanales, hechas en casa o a juego con el vestuario. A partir de ahora, Alemania exige el uso de mascarillas profesionales, bien mascarillas quirúrgicas o las FFP2, para acceder al transporte público, a los comercios o a cualquiera de los servicios administrativos todavía abiertos, que siguen siendo muy pocos. Porque en la misma reunión mantenida entre la canciller, Angela Merkel, y los presidentes regionales de los Bundesländer en la que quedó fijado que solo las mascarillas profesionales ofrecen un nivel aceptable de protección, también se decidió prolongar al menos hasta el 14 de febrero el cierre vigente desde el 2 de enero, que afecta a gastronomía, ocio, cultura, deporte y comercio, excepto supermercados y farmacias, además de los colegios y guarderías.

Cierre de fronteras

En la declaración informativa tras la maratoniana videoconferencia, Merkel no descartó que Alemania cierre sus fronteras con el resto de países de la UE si no toman medidas similares para frenar las nuevas cepas del virus. «Si los países toman otros caminos… nosotros reintroduciremos controles fronterizos. No queremos eso, sino llegar a un acuerdo con nuestros socios», dijo la canciller alemana, partidaria de que en Bruselas se negocien restricciones y medidas de higiene y respuesta al nivel de incidencia conjuntamente, por parte de todos los países socios europeos.

Una de las propuestas que no logró consenso en esta reunión fue la imposición de un toque de queda en todo el territorio alemán, como el que ya está vigente en Baviera a partir de las 21.00 horas, del que Merkel sí era partidaria.

Alemania ha vuelto a superar los mil muertos diarios en las últimas 24 horas, con 15.974 nuevos contagios y 1.148 fallecimientos. Previa a esta videoconferencia, Merkel mantuvo otra con expertos virólogos que asesoran al gobierno alemán y que argumentaron los indicios de que tras este repunte que sufre el país desde el pasado 14 de diciembre están las mutaciones del virus, por lo que aconsejaban una mayor reducción de contactos.

Entre los expertos, todos ellos con nombre y apellido, está el director del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, que centraliza la información de la pandemia y que informa que el punto máximo en la línea de contagios se produjo el 18 de diciembre, con 33.777 y coincidiendo con la entrada en Alemania de la cepa británica a través de un viajero procedente de Reino Unido. Las personas curadas de coronavirus desde el inicio de la pandemia superan ya las 1.741.800 y las muertes ascienden a 48.770.

La cifra de casos activos es de 277.700 y, aunque la cifra decae ligeramente, «es momento de extremar las precauciones», ha advertido Wieler. En el conjunto de Alemania, la incidencia acumulada en los últimos siete días se sitúa en 123,5 casos por cada 100.000 habitantes. Entre los Bundesländer hay grandes diferencias de incidencia, motivo por el que los acuerdos para todo el territorio son más difíciles. Turingia mantiene una incidencia de 237,7, mientras que en Bremen es de 78,5. Pero la canciller Merkel insiste en la necesidad de medidas iguales y coherentes para todo el territorio, de fácil difusión y cumplimiento, para que obtengan un mayor grado de aceptación por parte de la población.

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