LUNES 10 de febrero de 2025.- Este ejemplar de Melanocetus johnsonii, una especie que normalmente habita entre los 200 y 2.000 metros de profundidad, fue detectado por una ONG llamada Condrik-Tenerife a tan solo dos kilómetros de la costa.

“Para un biólogo marino, esto es como encontrar un Pokémon legendario”, afirmó Laia Valor, bióloga de Condrik-Tenerife, en declaraciones a El Periódico, medio local que difundió la noticia.

Valor relató que el hallazgo ocurrió mientras la expedición regresaba a puerto tras una jornada de estudio sobre tiburones pelágicos. “Uno de los tripulantes empezó a gritar diciendo que estábamos ante un animal casi mitológico”, recordó la experta.

Un hallazgo sin precedentes

El equipo identificó al ejemplar cuando aún estaba con vida, un hecho inédito en la ciencia. “Siempre se habían detectado muertos en la superficie o vivos a gran profundidad, pero jamás así”, explicó Valor.

El hallazgo fue registrado en la Red de Observadores del Medio Marino de Canarias (RedPROMAR), un sistema de ciencia ciudadana que monitorea la biodiversidad marina del archipiélago. Científicos no descartan que este inusual comportamiento pueda deberse a factores como una patología, una corriente ascendente o la huida de un depredador.

El Melanocetus johnsonii es un pez caracterizado por su apéndice bioluminiscente, que utiliza para atraer a sus presas en la oscuridad de las profundidades oceánicas. A pesar de su apariencia imponente, es completamente inofensivo para los humanos.

Su nombre científico, Melanocetus, significa “monstruo marino negro”, un término que refleja su distintiva morfología. Popularmente, esta especie ha sido representada en películas y documentales, como en la icónica escena de Buscando a Nemo, donde aparece acechando en la penumbra del océano profundo.

Condrik-Tenerife es una ONG especializada en el estudio de tiburones en el archipiélago canario. Según información compartida por esa organización, su labor se centra en censos de especies como tintoreras, tiburones martillo y marrajos comunes, en el marco de campañas autorizadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

“Recordaremos esto toda la vida. Es un avistamiento único que difícilmente se repetirá”, concluyó la bióloga Laia Valor.

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