LUNES 3 de marzo de 2025.- Mauro Dileo y Matías Schechtel, alumnos de la Diplomatura en Trekking de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Tierra del Fuego, lograron coronar la cima del Aconcagua, el coloso de América, tras una exigente expedición de 14 días. La travesía estuvo marcada por desafíos climáticos, obstáculos inesperados y momentos de tensión, pero también por la satisfacción de alcanzar su objetivo y sumar una experiencia inolvidable en su camino hacia la Diplomatura de Montaña.
El camino hacia la cumbre comenzó con un contratiempo imprevisto: una fuerte tormenta impidió el acceso a Horcones, el punto de partida de la expedición, obligándolos a pernoctar en una estación de servicio. «Intentamos avanzar lo máximo posible, pero solo nos quedó la opción de pasar la noche ahí», relató uno de los expedicionarios. Lejos de desmoralizarse, tomaron el inconveniente con humor. «La gente nos miraba como diciendo ‘¿estos hippies de dónde salieron?'», recordaron entre risas.
Al día siguiente, finalmente alcanzaron Confluencia y comenzaron el proceso de aclimatación. «Fuimos hasta Plaza Francia para exponer el cuerpo a 4.300 metros y luego regresamos», explicaron. La siguiente etapa los llevó hasta Plaza de Mulas, el campamento base, donde permanecieron cuatro días alternando descanso con porteos a mayor altura para mejorar la adaptación a la altitud.
Durante la travesía, enfrentaron las dificultades propias de la altitud. «La primera noche en Nido de Cóndores (5.600 metros) no fue fácil, así que decidimos quedarnos ahí y no subir más para aclimatar mejor el cuerpo», relataron. En este punto, tomaron la decisión estratégica de atacar la cumbre desde Nido y no desde Plaza Cólera (5.950 metros), priorizando su adaptación y el acceso a agua, lo que facilitó la logística del ascenso.
Finalmente, el día del ataque a la cumbre, cada paso fue una prueba de resistencia. «Con Mau formamos un buen equipo; cada uno sabía qué hacer, y eso fue clave para lograr el objetivo», afirmaron. A pesar de la fatiga extrema y los efectos de la altitud, mantuvieron la moral alta y avanzaron hasta conquistar los 6.961 metros del Aconcagua, el pico más alto de América.
El regreso no estuvo exento de complicaciones. A 6.700 metros, las botas dobles de uno de los expedicionarios se rompieron, poniendo en riesgo el descenso. «Lo único que pensaba era que solo yo podía sacarme de ahí», relató. Con una bota de trekking en un pie y un escarpín en el otro, logró descender hasta Nido de Cóndores, demostrando una impresionante determinación y capacidad de superación. «Nunca se me pasó por la cabeza pedir ayuda; solo tenía que seguir bajando».
A lo largo del recorrido, también vivieron momentos curiosos y anecdóticos. «Conocimos a una pareja de polacos que parecía haberse quedado sin comida, así que les compartimos nuestra sopa instantánea», contaron. «Después nos dimos cuenta de que tenían 30 paquetes de comida liofilizada… ¡y se habían comido nuestra maruchan!».
Tras 14 días de aventura, Mauro y Matías regresaron a Ushuaia con el orgullo de haber conquistado el Aconcagua y la certeza de que este logro es solo el comienzo de nuevos desafíos. «La tranquilidad con la que afrontamos la expedición se la debo a la carrera de guía», reflexionó uno de ellos. «Estar expuesto a situaciones límite te prepara para enfrentar la adversidad con calma y determinación».
Con la mirada puesta en la Diplomatura de Montaña, estos dos montañistas fueguinos ya piensan en su próxima expedición, listos para seguir desafiando los límites de su resistencia y pasión por la montaña.
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