VIERNES, 6 de noviembre 2015.-Para muchos podrá parecer algo secundario, pero el juego representa para los niños uno de los mayores estímulos para su desarrollo físico y mental de cara a futuro. De hecho, transformar sus actividades diarias en eventos divertidos y lúdicos puede ser la mejor herramienta para que ellos despierten a tiempo una de sus herramientas más vitales: la creatividad.
Según un estudio de la Universidad de Pensilvania, la creatividad alimenta características como la sensibilidad, la flexibilidad, la capacidad de redefinición, la capacidad de síntesis y coherencia en la organización.
Además, representa un factor fundamental para el desarrollo de diferentes facetas de la vida adulta. Aumenta la conciencia sobre sí mismo, ayuda a construir la autoestima, desarrolla la comunicación y fomenta su integridad.
Cuentos en el desayuno
Desde la primera hora de la mañana se puede empezar a despertar la creatividad de los chicos. Una buena alternativa es promover el relato de historias fantásticas durante el desayuno antes de ir al colegio. Se les pueden proponer algunas consignas para que ellos desarrollen la historia o traer a la luz los sueños de cada uno en la última noche.
Invención de juegos
Siempre y cuando el tiempo (y las responsabilidades) lo permita, es óptimo dedicar un rato por día a jugar con el niño y darle la conducción absoluta del juego. Hay que permitir que los chicos inventen nuevos juegos o alteren reglas de otros ya conocidos. La clave es convertirlos en dueños de su propia diversión y, por ende, los adultos avalar tal postura y sumarse a la inédita experiencia. Así, se reafirma muchísimo la autoconfianza y más de un padre se podrá ver sorprendido con la capacidad creativa de su hijo.
Tarde de pintura
El arte es un resultado exclusivo de la creatividad del ser humano. Y con respecto a la pintura, una tarea esencial para los padres es aprender a dejar a un lado el pánico de ver témpera o las manos de sus hijos manchadas y relajarse y disfrutar junto a ellos. Proponer una jornada artística, con todo tipo de colores y tamaños de pinceles, puede dejar un retrato único para ambos. Es clave dejar que los hijos sean los dueños de sus propios cuadros y no corregir nada. Cada niño ve el universo de una manera diferente a la del adulto y eso hay que celebrarlo y defenderlo con cada intervención.
Cena de disfraces
¿Quién dijo que la cena es aburrida? Proponer una comida temática puede ser inolvidable. En lugar de prender la televisión o dejarle la tableta al chico en medio de la comida, una propuesta general de disfraces puede ser una gran solución. Se puede representar a los superhéroes favoritos, familias reales con las princesas y los reyes de la dinastía o hasta producir la comida de una estrella mundial de fútbol. La clave es permitir que los chicos dejen volar su imaginación.
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