VIERNES, 27 de enero 2017.- Este miércoles 25 de enero la abuela Sara del Carmen Godoy Godoy, antigua pobladora de la ciudad de Río Grande, cumplió 100 años. Nació el 25 de enero de 1917 en Chaulinec, Chile. Un ejemplo de madre, siempre hizo de todo para sobrevivir con el fin de mantener a sus diez hijos. Es muy conocida y querida por sus vecinos de Río Grande, su gran virtud es «ser una sierva de Díos» así se caracteriza. La abuela como le dicen todos, es sinónimo de lucha y esfuerzo. Perdió a dos de sus hijos y también a su amado esposo hace 21 años.
Sara, rodeada de sus hijas y nietos en dialogo con El fueguino expresó que «hace 65 años que estoy en Río Grande, Dios me dio todo, por eso soy feliz, porque Jesús vive conmigo. Mi familia esta compuesta por 8 hijos, 25 nietos, 51 bisnietos y un tataranieto, y uno más que viene en camino.» Cabe mencionar que uno de sus hijos es adoptado, porque su madre había fallecido y el niño quedó solo, «lo crié como un hijo más», relató.
«Mi vida fue muy triste cuando llegue a la ciudad, no tenia nada de nada, ni donde vivir, recuerdo que construimos una casita por la orilla de la playa, allí viví con dos de mis hijos, sin gas, agua, piso, nos calentábamos con un tacho a leña, para no dejar de morir de frío a mis hijos porque en esa época nevaba mucho. Hoy gracias a mi Padre celestial tengo todo, salud, casa, auto, me dio todo lo que le pedí».
Mi esposo trabajo 47 años en Vialidad Nacional, fue un gran trabajador, obtuvo diplomas de honor por su desempeño, abrió las rutas de Ushuaia a Río Grande, donde estuvo toda un temporada internado en el Garibaldi, porque no podía venir hasta acá. No había autos, solo una avioneta llegaba hasta el lugar para dejarle la comida, y yo me queda aquí luchando con mis hijos. Cada siete meses nos encontrábamos.
Tengo una familia muy numerosa, clamé mucho a Dios para que mis nietos sean profesionales, siempre les aconseje, ustedes tienen que estudiar, ser inteligentes, sabios, ganar su propio dinero, y hoy, son policías, contadores públicos, médicos, profesores, y otros siguen estudiando, tengo un gran privilegios de poder verlos bien y felices.
La abuela nos comentó que vive sola en su hogar en compañía de Jesús «su amigo fiel.« Ella se levanta temprano, prepara su desayuno, se cocina sola y le encanta ir al supermercado a comprar con sus nietos, lo fundamental es mi oración diaria ante el Padre. Sus hijos la acompañan a diario, siempre hay gente en su hogar donde la cuidan y miman.
«Dios me regalo todos estos años porque me humillé, me postré ante él, le dije un día Señor quiero vida, para ver el fruto de mis nietos y eso hoy lo veo y soy feliz. Nunca me sentí sola porque mi padre siempre esta conmigo.»
También recordó un momento feliz, el trabajo de su marido que le dio muchas satisfacciones a la familia, por todos los reconocimientos que su amado obtuvo con esfuerzo, lo triste que le toco vivir fue la muerte de una nieta y la enfermedad de una de sus hijas «pero lo supimos superar».
Cuando conocí a Dios estaba muy mal, triste, pobre y le clame y le dije «padre estoy muy triste, y entró a mi vida y cambió todo, me comprometí con él y nunca más me aparte de mi señor, porque fue y es fiel conmigo. Hasta el día de hoy nunca me fallo».
Sara dejó un mensaje para todos los jóvenes, «Con que limpiara el joven su camino, con guardar la palabra de Dios en su corazón».
Sarita una mujer virtuosa, cariñosa, llena de fe y vida, encontró en Dios motivos para sonreír y ser feliz, en sus 100 años solo pidió muchos años más porque se siente feliz con toda su familia, y agregó «le digo a todas las abuelas de la ciudad que sean amorosas con sus nietos, es el mejor regalo que Dios no da«, finalizó.
Los festejos por su cumpleaños continuarán este sábado. Soplará las 100 velas rodeada de su hijos, nueras, yernos, nietos, bisnietos, tataranieto, y amigos.
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