SÁBADO, 5 de agosto de 2017.- Regina Mitchell, copropietaria de la empresa Warren Fabricating & Machining, que se especializa en la fabricación y montaje de soldaduras de acero de grandes dimensiones, afirma que le resulta difícil encontrar candidatos adecuados para los puestos vacantes porque muchos no superan las pruebas de drogas, informa el periódico ‘The New York Times’.
Mitchell, cuya empresa tiene su sede en la ciudad de Hubbard (Ohio, EE.UU.), detalla que cuatro de cada 10 solicitantes calificados para ser soldadores, maquinistas y operadores de grúas fallan el test rutinario de drogas.
«Durante 48 de los 50 años de existencia (de la fábrica), el abuso de drogas nunca había sido un problema«, asevera. Pero indica que en los últimos dos años la empresa tuvo que adoptar una política corporativa que les «proteja de los empleados que llegan al trabajo en estado alterado».
El consumo de opiáceos está en aumento en todo EE.UU., pero especialmente en Ohio. En 2014, ese estado ocupó el segundo puesto en el país por número de muertes relacionadas con los opioides y el quinto por número de sobredosis.
Otro problema para los empleadores es la nueva ley de Ohio sobre la marihuana medicinal, que entró en vigor en 2016 y que permite que las personas cuya condición lo justifique puedan comprar la droga legalmente si tienen la recomendación de un médico.
«No disponemos de una prueba asequible que me diga si un trabajador fumó [marihuana] durante el fin de semana o la fumó por la mañana antes de venir al trabajo. Un trabajador en estado alterado que maneja una grúa que lleva un revestimiento de acero de 300.000 libras [137.000 kilos]», afirma Mitchell.
Por ahora, ha señalado, existen casi 12.000 puestos de trabajo de mano de obra calificada en el condado de Mahoning. «Hay trabajos bien pagados y oportunidades para la gente en nuestra área. Simplemente no podemos encontrar personas que pasen el test de drogas«, lamenta.
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