JUEVES, 17 de mayo 2018.- Se estima que entre el 25 y el 30% de la población mundial es hipertensa, es decir, que tiene la presión arterial por encima de 140/90 milímetros de mercurio (14/9) de forma constante. El problema es que esta patología, en general, no presenta síntomas, por lo que su detección es más difícil.

“La hipertensión arterial es una enfermedad que se puede controlar, el problema es que, al no dolernos o no sentir algo, no nos damos cuenta que la padecemos”, explica la Dra. Judith Zilberman (MN 82159), médica cardióloga especialista en el tema, presidenta de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial y doctora del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires y el Hospital Argerich.

¿Qué provoca el aumento de presión?
Las causas son múltiples. Puede ser emocional o deberse a que recién realizamos ejercicio. Pero en estos casos, solo dura unos momentos y luego vuelve a regularse. “Uno es hipertenso cuando tiene la presión elevada de manera sostenida. Para diagnosticarlo, el paciente tiene que presentar un registro superior a 14/9 en dos o tres mediciones separadas por una semana”, indica la doctora.

Existen dos tipos de hipertensión: la más común es la llamada esencial, que es crónica y puede ser provocada por una herencia genética, aunque también por causas desconocidas. En este caso no existe cura, por lo que el cuidado es constante y el control, permanente. Sin embargo, una pequeña porción de la población sufre de hipertensión secundaria, causada por otro problema, como puede ser una obstrucción en la arteria renal o una enfermedad en las glándulas suprarrenales. Solo en estos casos, se soluciona el inconveniente y se termina el problema de presión.

¿Cómo cuidarnos?
Las precauciones, tanto para quienes ya tienen un diagnóstico como para aquellos que cuentan con familiares hipertensos, son variadas. La prevención incluye:

-una buena alimentación, que evite el consumo en exceso de sal, de conservas, fiambres y panificados;

-actividad física. El sedentarismo no es una opción. Se recomienda realizar ejercicio entre tres y cuatro veces por semana, caminar 30 o 40 minutos, andar en bicicleta;

-evitar el tabaquismo;

-no consumir café ni bebidas energizantes;

-realizar controles periódicos.

“Es importante que los pediatras controlen a los niños y adolescentes si cuentan con una predisposición genética. Si tomamos todas estas medidas de prevención, podemos retrasar la aparición de la enfermedad. Si bien puede despertarse en cualquier momento, no es lo mismo que lo haga a los 30, a los 50 o a los 70”, precisa Zilberman.

Una vez diagnosticados, existen también tratamientos farmacológicos, que dependerán del paciente. “Lo fundamental aquí es tomar la medicación todos los días. Ni olvidarlo ni interrumpirlo al saber que la presión está controlada. Porque en ambos casos, el discontinuar la toma implica una falta de control, que puede producir daños”, advierte la especialista. “En caso de tener algún efecto adverso, es importante consultar con el médico para cambiar la medicación, ajustar la dosis o asociarla con otra para una mejor respuesta”, completa.

¿Qué consecuencias tiene ser hipertensos?
“La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para sufrir una muerte prematura”, sentencia la cardióloga. Entre los daños que puede producir se encuentran: infarto del miocardio, insuficiencia cardíaca o accidente cerebrovascular.

Como se puede ver, las consecuencias no son menores. Y la situación se agrava si consideramos que uno de cada cuatro adultos hipertenso no lo sabe. En una campaña que realiza desde 2017 la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial, el 88% de los hipertensos desconocía su condición. Y entre los que lo sabían, solo una minoría estaba controlada.

Existe también una diferencia de género. El hombre tiene pisos de presión más altos que la mujer hasta que esta entra en la menopausia. En ese momento se producen una serie de cambios a nivel vascular, producto de la alteración de las hormonas, que provocan que las mujeres igualen e incluso sobrepasen las cifras del hombre. Además, tienen un riesgo mayor de tener enfermedades coronarias.

La hipertensión arterial es silenciosa y, en la mayoría de los casos, crónica. Tener una dieta equilibrada, combinada con actividad física y controles regulares es fundamental. En caso de que la presión sobrepase el límite de 14/9, es preciso consultar con un profesional para un diagnóstico adecuado.

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