YPF aumentó este lunes sus combustibles entre un 5% y un 8,5% en promedio. Shell y Axion actualizaron sus pizarras de una manera alarmante. En la industria advierten sobre el deterioro de la cadena de abastecimiento de gasoil sobre la dispersión de precios en el canal mayorista y sobre la tensión entre productores y refinadores por el precio interno del petróleo.

Javier Iguacel, nuevo Ministro de Energía, adelantó la suba en la estatal YPF simplemente para “marcar la Cancha”, pero el ex Pluspetrol tuvo su primer fracaso.

Inmediatamente que YPF aplicó aumentos de hasta 9% en sus combustibles el fin de semana, con el único objetivo de adelantarse a sus competidores del mercado, desde el lunes las petroleras Shell (Raízen), Axion (Pan American Energy) y Puma (Trafigura, ex Petrobras y ex Pampa) también incrementaron sus precios al consumidor.

Luego de intensas reuniones entre petroleras y gobierno durante la semana pasada, fuentes del sector energético me habían adelantado una especie de “rebelión petrolera”, ya que liderados por la empresa Shell le hicieron saber al nuevo Ministro lo siguiente: “No estamos dispuestos a entregar al mercado combustible barato”, dejando entrever que el atraso de los precios se debe a la incesante depreciación del peso argentino, al incremento en el precio del petróleo crudo a nivel internacional, inflación y a los impuestos (ITC).-

Según las empresas petroleras y, coincido en esa apreciación, el atraso en los precios de los combustibles es del 45% habiendo descontado este último incremento, si se toma en cuenta que el precio de los líquidos estaban calculados en base a un dólar de $17,36. Hoy la divisa norteamericana se cotiza cerca de los $30 pesos. De allí la expresión de “combustible barato”.-

El incremento en combustibles iba a ser el que se había acordado con Aranguren, pero vieron “cierta debilidad” en el nuevo Ministro y aplicaron, desde las 0 horas del día martes 3 de julio, un aumento superior, rompiendo así unilateralmente el acuerdo firmado, que era un aumento del 3% mensual, en promedio para todos los segmentos líquidos.

La empresa Shell decidió llevar su aumento a las pizarras entre 9% y 12% sus productos en la ciudad de Buenos Aires, al remarcar la nafta súper a $ 29,52; la V-Power a $ 34,99 y el Diésel Premium a $ 30,98, un 12% más que el mes pasado, llevando acumulado un incremento del 21%.

Pan American Energy, (Axion Energy) llevó el precio de la Nafta Súper a $28,08 por litro, mientras que la de mayor calidad trepó 8% a $ 33,75. Esos porcentajes fueron resueltos en línea con los aplicados por la empresa de mayoría estatal. Para el gasoil, Axion aumentó el común a $ 24,45 (4,9%) y el Premium a $29,56, esto es un 8% de aumento de acuerdo con su precio anterior.

La paridad de precios entre las marcas ratifica la intención del Gobierno Nacional de sostener la liberación del mercado de combustibles en la Argentina, como política energética, es al menos preocupante, ya que cabe destacar que el abastecimiento del mercado interno de petróleo crudo para refinar está atravesando una clara declinación.

Si a este escenario le sumamos la “dolarización” de tarifas, evidentemente no sería conveniente para sus intereses (el de las petroleras) seguir abasteciendo el mercado nacional con corridas cambiarias tan difíciles de controlar por parte del ejecutivo nacional, sin trasladar esos costos a los usuarios y consumidores, o utilizar una estrategia peligrosa de “retener” producciones, tal como lo hace el sector agropecuario con la soja.

Al quedar sepultado el Acuerdo de Estabilidad de Precios de Aranguren, se ratificó la liberación del mercado implementada desde octubre pasado, cuando el dólar cotizaba $ 17,36 y el barril de Brent U$S 57,69. Con un dólar cercano a los $ 30, el último viernes de junio, y el crudo internacional por encima de los U$S 77, se estima que el atraso de los precios ya se acerca al 45%.

Las petroleras hablan de un rezago de solo 20% en los surtidores para no asustar a los conductores y factores productivos, fundamentalmente del campo, consumidores de gasoil a granel y en pugna por lograr el abastecimiento para sus campos.

Las dificultades en el segmento mayorista se están acentuando y se extiende a las ventas al campo y para la industria, que están pagando en algunos casos un sobreprecio del 50% en muchos casos por el Gas Oíl.

La situación obedece a que las refinerías no quieren aumentar su participación de mercado mientras los precios estén desfasados con respecto al valor del petróleo y del tipo de cambio, y hace ya tres semanas que la refinería ubicada en Bahía Blanca, perteneciente a la holandesa Trafigura, dejó de producir y se encuentra literalmente parada la refinería perteneciente a la empresa “Oíl Combustibles”.-

Además, se estimó que la estrategia de las petroleras de “estoquear» sus producciones es porque “no saben si van a poder reponer los litros que vendan a precio barato”.-
Por otra parte, ayer se sumó a las presiones sobre los valores al público un nuevo ajuste en el precio de los biocombustibles dispuesto por el Ministerio de Energía. El biodiésel, que representa un 10% de un litro de gasoil tuvo un incremento del 7,4% con respecto a junio, y del 14,9% con respecto a mayo.

El etanol de caña de azúcar, que significa un 12% de un litro de nafta, tuvo un alza del 6,3% con respecto a junio y del 7,9% con relación a los valores vigentes en la segunda quincena de mayo. En tanto el etanol de maíz tuvo una suba del 5% contra junio, y del 12,9% en comparación con la segunda quincena de mayo.

Es clave tener estas variables controladas por parte del Estado argentino y no por las petroleras, ya que estaríamos muy cerca de la monopolización de los segmentos sensibles de la economía productiva del país. Creo además, que no es para nada sano que se ajuste aún más la matriz energética. Es por ello, que estoy absolutamente convencido que si no se cambia la lógica del actual esquema, vamos rumbo a la “anarquía petrolera”.

Si no se corrige el rumbo, corremos el serio riesgo de perder la soberanía energética, como así también, la soberanía económica, donde van a primar los intereses externos con un alto componente de especulación por parte de las petroleras y energéticas, dejando en un segundo plano la necesidad de la población en general.

Creo que es absolutamente necesario revertir esta situación, tener combustibles y energía barata para abaratar costos y así movilizar la economía interna, con petróleo argentino y energía argentina, con costos argentinos y precios argentinos.

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