MARTES, 30 de enero de 2018.– Surge de la declaración testimoniales de los submarinistas que no emprendieron el último trayecto del navío y quedaron en el puerto de Ushuaia.
Dos de los tripulantes que quedaron en el puerto de Ushuaia, declararon ante la jueza que, aunque hubo desperfectos, no afectaban la navegabilidad. Sin embargo, para los familiares, fueron «presionados».
La jueza Marta Yáñez comenzó el lunes por la mañana, en el juzgado federal de Caleta Olivia, a tomar declaraciones testimoniales en la causa en la que investiga la desaparición del submarino ARA San Juan.
Los primeros en ser interrogados por la magistrada fueron los dos tripulantes que se bajaron en Ushuaia, justo antes de que el submarino desaparezca con 44 de sus compañeros a bordo. Y entre sus dichos figuró la admisión de que la nave había tenido algunos desperfectos en sus itinerarios previos.
La jueza había mantenido las identidades de los declarantes bajo resguardo, para evitar presiones. Por eso, se los conocía como los tripulantes «secretos». De todas maneras, trascendió que se trató de Juan Gabriel Viana y Humberto René Vilte, según informa el sito laprensadesantacruz.info.
Con el testimonio de los marinos, la jueza intentó sumar elementos para reconstruir cuáles eran las condiciones de navegabilidad del ARA San Juan al momento de su última partida. Entonces, les preguntaron especialmente si la nave había tenido desperfectos antes de zarpar hacia Mar del Plata.
Detalles
El primero en declarar, y quien más detalles aportó, fue Viana. Luego se interrogó a Vilte, quien coincidió en líneas generales con el testimonio de su compañero, aunque dando menos precisiones. «Dijeron que fueron testigos de un par de desperfectos técnicos en el submarino, aunque menores, que no afectaban la navegabilidad», indicó una fuente con acceso a la audiencia.
Viana se bajó del submarino para viajar a Perú por un curso de capacitación y Vilte (que no formaba parte de la tripulación estable y habría sido invitado de cortesía) debía estar con urgencia en Jujuy por la enfermedad de su madre. Por eso, su destino fue diferente al de sus 44 colegas.
Más testimonios
Este martes, en tanto, declararán ante Yáñez los auditores de la Armada. Y el jueves, su vocero, el capitán Enrique Balbi, que es submarinista, fue comandante del ARA Salta y conoció muy de cerca el San Juan.
Respecto de los auditores, se trata de dos oficiales de la Auditoría General de la Armada que se desempeñaron de forma sucesiva y tendrán que dar cuenta de los informes en los que detectaron falencias en el submarino desaparecido el 15 de noviembre. Uno de ellos lo había declarado «innavegable».
Un dato que tendrá que ser sostenido por los dos auditores es si no fue escuchada la recomendación de los fabricantes del submarino -después de la reparación de “media vida” que se hizo a partir de 2008- de que debían realizarse controles lejos de alta mar, cada 18 meses. Según Luis Tagliapietra, padre de uno de los 44 tripulantes, los mismos informes de la Armada no muestran que se haya hecho un solo control en 39 meses.
Comentario de Facebook