JUEVES, 23 de enero 2020.- Investigadores de la Universidad de Chile estudiarán la transmisión de virus entre especies que ahora están teniendo mayor contacto producto del cambio climático y su impacto en los ciclos de aves migratorias.
Gonzalo Barriga, profesor de la Facultad de Medicina que lidera este proyecto, plantea que el objetivo es identificar los patógenos presentes en la paloma antártica que puedan afectar la salud de la población animal y humana, informó la casa de estudios.
Virus antárticos podrían estar entrando en contacto con nuevas especies cuyos ciclos migratorios se están viendo alterados por el cambio climático. La “Chionis Albus”, popularmente conocida como paloma Antártica, una especie que habita la Península Antártica y visita la Patagonia sería una de las potenciales aves propagadoras de patógenos entre Sudamérica y el Continente Blanco. Así lo plantea la hipótesis de investigación de un proyecto de la Universidad de Chile que estudiará el fenómeno con financiamiento del Instituto Antártico Chileno (INACH).
Gonzalo Barriga, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y director de esta iniciativa, explicó que diversos estudios han detectado que el cambio climático está alterando los ciclos migratorios de las aves que viajan desde Hemisferio Norte a Sudamérica y el Cono Sur.
“Las aves que regularmente llegan a la zona desde noviembre, ahora lo empiezan a hacer uno o dos meses antes. Las aves se quedan más tiempo habitando acá escapando del alza de las temperaturas. En este contexto, ahora la paloma antártica se estaría encontrando con especies nuevas o con las que no tenía mayor contacto, y no sabemos si están compitiendo por alimento o por nichos ecológicos”, afirmó el científico.
Impacto en salud animal y humana
La influenza y otros virus como coronavirus, astrovirus, anellovirus y rotavirus son parte de los patógenos que analizarán el equipo de científicos, quienes iniciarán su investigación en marzo de 2020 y participarán en tres expediciones a la Antártica a partir del año 2021 para la recolección de muestras. El objetivo, plantea el profesor Barriga, es identificar el posible movimiento de “virus emergentes” producto de este contacto más habitual entre especies que visitan la Patagonia y los potenciales riesgos de esta propagación para la salud animal e incluso humana.
Parte de la hipótesis del grupo de investigadores “es que podrían haber virus antiguos en la Antártica que podrían estar saliendo a través de la paloma antártica, y que podrían llegar a la fauna del continente sudamericano. También podría estar ocurriendo en dirección opuesta, que las aves continentales estén contagiando a las especies antárticas. Entonces, podría ser un riesgo sanitario para la biodiversidad de la Antártica”.
La paloma antártica fue la apuesta de esta investigación “porque a diferencia de otras aves voladoras, como el Skua, se mueve en bandadas, lo que facilita encontrar muestras de ellas. Además, el 2013 ya había sido detectada con influenza, que es uno de los virus que estamos evaluando, y ese virus también fue detectado en pingüinos. Lo interesante es que esos virus que se encontraron son antiguos, de los años 60. Pareciera que la Antártica ha funcionado como reservorio de virus.
Por eso, tenemos que ver qué otros patógenos hay que no estamos viendo, ya que pueden haber virus que entraron a la Antártica y se adaptaron, pero que podrían ser un peligro para los grupos de aves que habitan Patagonia, otros animales o humanos, sobre todo ahora que Chile es un centro turístico y atrae a personas a lugares donde están estas especies”, señaló.
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