La historia de «Pepo» el perro de la Comisaría 3ra. de Río Grande

LUNES, 3 de octubre de 2016.- Pepo es un perro que hace más de 10 años vive en la Comisaría Tercera de la ciudad de Río Grande, él acompaña al personal policial todos los días sin importar las inclemencias del tiempo, siempre está al pie del cañón. Sus compañeros lo consideran un policía más.

Dice la leyenda que el patrullero pasaba por la calle Victoria Ocampo, y un perro que vivía allí cerca,  salia corriendo detrás de los servidores públicos. Parece que el perro los acompañaba hasta la dependencia de Prefectura Naval Argentina 450, por aquel entonces la denominada «preventora» y actual Comisaría 3ra. de la policía provincial.

El perro se aquerencio en la dependencia, los policías le daban de comer y le hacían algunos mimos, no pasó mucho tiempo hasta que finalmente se quedó a dormir en el lugar.  Así que hubo que ponerle nombre y a alguien se le ocurrió bautizarlo como Pepo.

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Pepo decidió que la profesión de policía  era su vocación, y cumplió su función con excelencia. Cuando los muchachos salían de recorrida por el barrio, Pepo se sumaba a la comisión policial. Cuando llegaba algún detenido, Pepo estaba alerta junto a sus compañeros. Con frío, viento, nieve, en invierno o en verano Pepo está al pie del cañón junto a los funcionarios policiales.

Algunas vez alguien pensó en enviarlo a la brigada de canes, pero los muchachos dijeron que «Pepo está para más», si solo le falta hablar, él es un  integrante más de la Comisaría, un policía hecho y derecho que sale de recorrida con los muchachos, que se encarga de cuidar a los policías de  guardia y vigilar a los detenidos.

Pepo  es mimoso, le gusta que le acaricien la panza, es amigo de los pibes del barrio, especialmente de los que salen de la escuela y del jardín que pasan por la vereda de la Comisaría Tercera. El Can espera en el umbral de la puerta de la 3ra. los cambios de guardia,  y después cuando todo está más tranquilo,  se acurruca  en un costado a descansar un rato.  Pepo descansa y sueña tranquilo, porque sabe que  sus camaradas policías custodian su sueño. Porque después de todo, como dicen los viejos policías, lo más importante de la profesión, es la vocación  de servicio y el compañerismo entre camaradas.

Pepo ya tiene un lugar,  como tantos otros perros, en la historia de la policía de Tierra del Fuego. Seguramente algún día habrá un cuadro con su foto y una placa que recuerde a futuras generaciones que en ese lugar se cultivó el amor entren los servidores públicos y un perro fiel que un día decidió ser policía.

Cabe destacar que Pepo no está solo, también lo acompaña la «Negra» como le dicen sus compañeros policías, quien es una integrante más de la Comisaría.

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