SÁBADO, 24 de marzo 2018.- Los receptores fueron un adulto, una adolescente y dos niños que por distintos motivos no tenían sus manos y que desde ahora ya la tienen.
Rodrigo Quinteros (25), de San Carlos, y la pequeña Brenda Sepúlveda (6), de San Rafael, fueron los mendocinos que recibieron la prótesis, y a ellos se sumaron Mae Eva Garay (15), de San Luis, y Javier Zárate (10), de San Juan.
Todos se comunicaron con Guillermo (57) y Gerónimo (19) Cabrera, padre e hijo que viven en Banfield, provincia de Buenos Aires, y son los encargados de diseñar las prótesis a medida para cada caso. En esta ocasión, y según explicaron los hacedores, fue más complicado que otras veces porque debieron hacerlo a través de fotos y videos, no en persona como suelen hacerlo en el taller.
El proyecto, según explicó Gerónimo, nació de manera particular, ya que él le pidió a su padre una impresora 3D para crear spinners, el juego más famoso de 2017, y poder venderlos. Pero a su padre se le ocurrió que podrían hacer prótesis y de esa manera ayudar a otras personas.
«La idea la sacamos de la película Cadena de favores y lo que buscamos es generar una pandemia solidaria. No pedimos nada, solo que las familias que reciben la prótesis hagan algo por otras personas, que se forme una cadena solidaria, que no tiene que ver con dinero sino con acciones», expresó Guillermo, que nació aquí en Mendoza, precisamente en Maipú, pero que desde hace 40 años vive en Banfield.
El otro objetivo es que cada entrega que ellos hagan pueda ser difundida, para de esa manera llegar a más personas que necesiten una prótesis. Ayer, por ejemplo, una mamá se acercó con su hija a quien le falta un brazo y dialogó con Guillermo para pedirle una prótesis.
Distintos modelos
Cada prótesis es diferente, por tamaño, por característica y por color. La de Rodrigo Quinteros, por ejemplo, era de colores sobrios ya que se trata de un adulto.
Diferente, claro, es la de Javier, un pequeño de 10 años, que la pidió con los colores de Dragon Ball Z, su dibujito preferido, por lo que el naranja y amarillo resaltaban en la sala.
Las de las chicas eran parecidas entre sí, con colores lilas y violetas y con detalles de flores agregados al diseño.
En cuanto al tamaño, salvo la de Mae Eva, que llegaba hasta poco más de la muñeca, dado que la joven tiene hasta esa parte del brazo, las otras tres eran más grandes, hasta la parte superior del codo. Tanto la muñeca como el codo son los puntos de inflexión con los que ellos, haciendo fuerza hacia adentro, podrán hacer que la mano cierre el puño y así puedan agarrar y sostener objetos.
En lo que no hubo diferencias fue en la emoción, ya que tanto los que recibieron la prótesis como sus familiares entendieron que gracias a un acto solidario y en un instante la vida les cambió por completo.
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