MIERCOLES 4 de diciembre de 2024.- Cada día mueren en la Argentina dos personas a causa del cáncer bucal, un grupo de tumores del que poco se habla y que, por ese mismo desconocimiento, muchas veces son diagnosticados tarde. Pueden afectar los labios, la lengua, las encías, la parte interna de las mejillas, el paladar y la base de la boca. El tabaquismo y el consumo de alcohol son los principales factores de riesgo que favorecen su desarrollo.

“Los tumores de cabeza y cuello tienen una incidencia media-alta en toda Latinoamérica y particularmente los carcinomas de cavidad oral son una de las localizaciones más frecuentes. En general se presentan entre los entre los 50 y 70 años de edad”, explica el oncólogo clínico Agustín Falco (MN 113572), especialista en Tumores de Cabeza y Cuello/Tiroides del Instituto Alexander Fleming (IAF).

Se estima que el cáncer bucal constituye el 4% de todos los tumores detectados en la Argentina, lo que representa 3.000 casos nuevos cada año. Un dato preocupante, incluido en las últimas publicaciones sobre esta patología del Ministerio de Salud, indica que tiene una mortalidad del 50% -superior a la de otros tumores como el cervicouterino, el de cerebro, el hepático y el testicular- y que el riesgo crece cuanto más tarde es detectada la enfermedad. Estadísticamente, además, se percibe que afecta más a los varones: por cada tres hombres diagnosticados, hay una mujer afectada.

“El principal problema quizás sea el escaso conocimiento de esta enfermedad en la población. Tenemos que aumentar su difusión para poder detectar estos casos lo más temprano posible, elevando la chance de curación y con medios menos agresivos para los pacientes”, plantea el doctor Falco, en el contexto del Día Nacional de Lucha contra el Cáncer Bucal, que se conmemora este jueves 5 de diciembre. En el decreto que instauró la fecha en la Argentina en 2016, ya se advertía que el 85% de los casos se detectan en períodos avanzados y que gran parte de la población “desconoce que puede existir cáncer en la cavidad bucal”.

UN TRABAJO EN EQUIPO

La idea de que el tratamiento del cáncer se centra exclusivamente en el consultorio del oncólogo quedó en el pasado. La llave para abordar de un modo efectivo y menos agresivo este tipo de tumores es desarrollar un manejo multidisciplinario de cada caso, en el que participen diversas áreas del sistema sanitario con el fin de mejorar la prevención y lograr una detección más temprana de la enfermedad.

«Es fundamental involucrar no solamente a cirujanos, oncólogos y radioterapeutas, sino también otras especialidades como el odontólogo, el fonoaudiólogo, la enfermería especializada y los nutricionistas. Son múltiples las especialidades que tienen que formar parte de este equipo multidisciplinario para tomar la mejor decisión para los pacientes», remarca el doctor Falco.

Los beneficios de plantear este tipo de abordaje son optimizar el tamizaje, encender las señales de alerta a tiempo y construir el mejor camino para que el paciente reciba el tratamiento más adecuado. «La prevención y la detección precoz son las que llevan a encontrar tumores mucho más pequeños y abren la posibilidad de acceder a tratamientos más simples. Esto significa terapias menos agresivas para los pacientes, con menos secuelas y complicaciones», remarca el experto.

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CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS Y LOS TRATAMIENTOS DISPONIBLES

El primer paso en la lucha contra la mayoría de los tumores es la prevención. En el caso del cáncer bucal, hay dos malos hábitos cotidianos que tienen mayor preponderancia en su desarrollo, ya que están asociados al 80% de los casos.

“Sin duda, los factores de riesgo más importantes son el tabaco y el alcohol, que además tienen un efecto sinérgico cuando se combinan”, advierte el doctor Falco. El especialista del Instituto Alexander Fleming aclara que, si bien suele asociarse al HPV (virus del papiloma humano) con esta patología, el papel de este virus en los tumores de la cavidad oral aún no está bien determinado, como sí sucede en cambio con los de orofaringe (la zona de la garganta donde se asientan las amígdalas y la base de la lengua).

Por lógica, no fumar y evitar consumir alcohol (o al menos no hacer en forma excesiva) son las principales herramientas para reducir el riesgo de desarrollar esta patología oncológica. Pero además es importante mantener una buena higiene bucal y realizar controles odontológicos periódicos, con una frecuencia de al menos una vez por año para los adultos y de dos para los niños. Las autoridades sanitarias también recomiendan evitar la exposición excesiva al sol (en especial, cuidar el labio inferior) y el exceso de consumo de carnes rojas.

En las campañas para prevenir este tipo de tumores, se suele promover la autoevaluación a través de un recurso simple y natural: el uso de lengua. Es que el mismo paciente, al conocer mejor que nadie las formas de su cavidad oral, puede detectar anomalías y lesiones que demanden una visita al médico.

“El signo más frecuente en estos casos es la presencia de una ulcera en la lengua o boca que no resuelve luego de algunas semanas. Eso debe ser motivo de consulta con su médico de cabecera”, explica el experto. Como pauta básica, si una lesión o llaga tarda más de 10 días en cicatrizar, hay que hacerla revisar. Otras señales de alerta que pueden llamar la atención son dientes flojos, dolor en la boca o al tragar y el desarrollo de una protuberancia dentro de la boca.

Una vez diagnosticado un tumor bucal, las perspectivas de curación mejoran cuánto más temprano se lo haya detectado. “El tratamiento fundamental en estos casos es la cirugía. Otras terapéuticas pueden considerarse, como la radioterapia, la quimioterapia o incluso la inmunoterapia. Pero es clave que la conducta terapéutica debe estar bien consensuada desde el inicio del tratamiento en discusión multidisciplinaria, preferentemente en centros con experiencia en el manejo de estos pacientes”, concluye el doctor Agustín Falco, en el marco del Día Nacional de Lucha contra el Cáncer Bucal.

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