MIÉRCOLES, 22 de febrero 2017.- Las escuelas se caen a pedazos a pesar que el gobierno de Rosana Bertone y Juan Carlos Arcando lograron en 2016 que los legisladores le aprobaran «por 12 meses la emergencia edilicia educativa a través de la ley 1063«. Con esa herramienta los funcionarios de Bertone y Arcando fueron habilitados a poder contratar de manera directa hasta 2 millones de pesos, o por licitación privada hasta 8 millones de pesos.
En medio de las denuncias nacionales por el manejo discrecional de la Obra Pública que vinculó a personajes como Lázaro Baéz, funcionarios del Ministerio de Infraestructura que comandaba Julio Devido y el Secretario de Obras Pública el «valijero» Julio López, Rosana Bertone y Juan Carlos Arcando lejos de asumir una conducta republicana de transparencia en el manejo del dinero de la obra pública, negociaron con «legisladores amigos» la autorización del manejo discrecional de fondos millonarios para ser adjudicados en forma directa, sin licitación pública.
El resultado está a la vista: las escuelas destruidas por falta de mantenimiento, falta de mobiliario, y presencia de ratas. La pregunta del millón de dólares es ¿A donde fueron a parar los millones de pesos de infraestructura escolar que se adjudicaron en forma directa, si las escuelas se caen a pedazos?
Bertone y Arcando quieren que Javier Eposto, quien integra «el grupete de amigos de Rosana» y Julio Bogado, sigan manejando el dinero millonario de infraestructura educativa, que gracias a las buenas migas que hacen con el vitalicio legislador radical Pablo Blanco (Cambiemos) y sus amiguitos, carece de control público.
Esto no tiene mucha ciencia, no es difícil imaginarse a Eposto o a Bogado sentados en una oficina con un tipo enfrente, adjudicándole obras millonarias en forma directa por la suma de 2 millones, sin control alguno; o por licitación privada (esto quiere decir, cuanto mucho, tres cotizaciones) por la nada despreciable suma de 8 millones de pesos. Cualquier parecido con el «modus operandi» que permitieron la adjudicación de las licitaciones de Vialidad Nacional a Lázaro Baéz, o que el Secretario de Obras Pública Julio «valijero» López se paseara con las valijas «de la coima de la obra pública nacional», es pura coincidencia.
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