Ex combatiente de Malvinas, lucha por ser aceptada como mujer

MARTES, 4 de abril 2017.-Tahiana Marrone tiene 51 años y es ex combatiente de Malvinas. En su perfil de Facebook se define así: “Divertida viviendo y siendo feliz, espontánea, transparente, rebelde y por sobre todo transgresora”. Y de transgredir se trata su vida. En 1982 participó de la guerra como soldado cuando tenía 17 años y su nombre era Osvaldo. Desde hace dos años readecuó su identidad de género y es una mujer trans que busca ser aceptada por la sociedad y por su propia familia.

Ella vive en Chañar Ladeado, Santa Fe, a 16 kilómetros de la ciudad cordobesa en donde nació, Corral de Bustos. Trabaja como técnica en sistemas y es empleada de Lotería de Córdoba. A los 17 años, como soldado del Batallón de Ingenieros Nº 9 con sede en Sarmiento (Chubut), y cuando su nombre era Osvaldo, combatió contra los británicos. Estuvo en un pozo de zorro en la Bahía Fox, en la isla Gran Malvinas, de donde salió derrotado el 14 de junio de 1982.

Sus recuerdos de aquel momento se reflejan en una imagen, el día en que volvieron a Puerto Madryn: “La gente se acercaba a los camiones para darnos pan. Es el recuerdo más fuerte, el que siento más profundamente”, cuenta ahora Tahiana al diario Día a Día, y agrega: “Obvio que cargo con la derrota. Esa es también una mochila que cargo: sentir que defraudamos por no haber concretado la misión”.

Dice que esa es también una mochila con la que carga, porque existe otra que tal vez no sea una mochila sino un bolso, pesado, difícil de llevar en la espalda. Ella tiene el síndrome de Klinefelter, conocido como “XXY”, una variación cromosómica que consiste en la existencia de dos cromosomas X y un cromosoma Y. A los 21 años comenzó un tratamiento con testosterona y a esa misma edad se casó con una mujer de la que se había enamorado y tuvo dos hijos por inseminación.

«Ese tratamiento con hormonas me reventó la vida, me la pudrió por dentro. Cada mes el tratamiento me hacía más daño, y cada mes yo me sentía más tirado hacia lo femenino, cada mes me sentía como fui toda mi vida, y cada mes yo me iba apagando más”, cuenta ahora.

Por todo lo mal que le hacía ese tratamiento dejó de seguirlo. Ahora hace más de dos años que dejó de inyectarse hormonas, y casi un año y medio desde que su identidad cambió. Cuenta que le gustaban las mujeres, pero que a la vez se sentía mujer: “Por lo general, las trans deben adaptar su cuerpo a su mente. Yo tuve que adaptar mi mente a mi cuerpo”. Tahiana no se operó, sólo dejó de inyectarse testosterona.

Pero esa decisión le costó mucho más de lo que creía: “Uno de mis hermanos me dijo que yo no pensé en ellos cuando dejé las hormonas. Con mis hijos apenas nos hablamos o nos escribimos… No sé si algún día tendré nietos… No de tenerlos, sino de conocerlos, de mimarlos, de poder malcriarlos. No sé si algún día mis hijos lo entenderán: yo sigo siendo la misma persona. Me quedé sin hijos, sin varios de mis hermanos, y eso es durísimo. Tengo amigas que adoro, con las que me divierto y me ayudan, pero después, cuando vuelvo a mi casa, es siempre lo mismo: estoy sola física y espiritualmente”.

Según cuenta el diario cordobés, Tahiana participó el domingo 2 de abril en el homenaje que su pueblo, Corral de Bustos, les hizo a los ex combatientes de Malvinas. La ovacionaron. Hoy su perfil de Facebook se llenó de mensajes de apoyo, para que nunca baje los brazos.

diaadia.com.ar

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