LUNES 24 de junio de 2024.- La miopía es una enfermedad médica oftalmológica que hace que una persona vea mal, de lejos, pero que, además de esta alteración visual, puede desarrollar otros problemas anatómicos en el globo ocular, que podrán derivar en una pérdida de visión, a veces, irreversible. Felizmente, así como hay diferentes métodos para corregir lo visión de una persona miope, ya sea con anteojos, lentes de contacto y con diferentes procedimientos quirúrgicos, también han evolucionado los conocimientos y hoy se sabe que hay procedimientos para intentar mitigar la aparición y el desarrollo de la miopía, sobre todo, cuando se toman medidas en la infancia.
Recientemente, se publicó en la revista Nature una nota sobre cómo la miopía se ha convertido en una epidemia que está creciendo en todo el mundo. La pandemia del Covid-19 marcó un cambio en la formación de muchos niños y adolescentes, que tuvieron clases virtuales por mucho tiempo, pasando la gran mayoría del día encerrados, sin salir a realizar actividades al aire libre.
Si a eso se le agrega que luego de las tareas escolares realizadas de manera virtual, el resto de las actividades en la infancia son predominantemente también virtuales, mediante videojuegos y redes, se hace notorio que el sistema visual de las nuevas generaciones se ha ido adaptando a priorizar la visión cercana.
Si bien hay diferentes grupos de estudio de miopía en el mundo (incluyendo a la Argentina), que vienen trabajando desde hace décadas, la pandemia del coronavirus y los meses en los que gran parte de la población estuvo con restricciones de movilidad, generó un escenario especial para estudiar y determinar la relevancia de los factores de riesgo de miopía. Puntualmente, de la cantidad de horas del uso de pantallas y la gran importancia que tiene la luz natural.
Estos factores determinarán el crecimiento del globo ocular (largo axil), que, si crece, mucho se produce la miopía. Esto también origina mayor predisposición hacia otras patologías como, por ejemplo, glaucoma y lesiones en el fondo del ojo (maculopatía, desprendimiento de retina). En la actualidad, hay evidencia científica y consenso respecto de la importancia que tiene la exposición al aire libre y la recomendación es tener, al menos, 2 horas de exposición con luz natural.
En relación con el uso de pantallas, las recomendaciones apuntan a moderar la cantidad de horas diarias, considerar también la edad (evitarlas en edades tempranas e intentar poco uso en la primera infancia), cuidar la distancia y el tiempo de uso continuo, con descansos visuales cada 20 a 30 minutos.
Si se comprende que el mundo actual gira alrededor de un eje que ha digitalizado a la mayoría de las actividades, los nuevos conocimientos sobre la miopía ponen en valor medidas simples que buscan su prevención. Se sabe que el uso de pantallas antes de dormir ocasiona trastornos de sueño y altera el ritmo circadiano. Por otra parte, las pantallas son uno de los principales factores de riesgo para el ojo seco evaporativo.
Por otra parte, la exposición al sol, al aire libre, es, históricamente, conocida, incluso, por su relevancia en aspectos metabólicos, como la síntesis de vitamina D, relevante para muchas funciones orgánicas, principalmente, para los huesos. Entender que para prevenir la miopía hay que estar más tiempo al aire libre y menos horas frente a las pantallas habla de la relevancia que tiene el ecosistema humano.
Además, se han desarrollado más medidas para evitar la progresión de la miopía, como el uso de gotas, nuevos diseños de anteojos y lentes de contacto. Todo esto pone de relevancia que, para tratar la miopía, no alcanza con recetar anteojos, sino que es relevante el control oftalmológico completo, que, a su vez, también permite descartar otras enfermedades asociadas.
Finalmente, los nuevos conocimientos sobre miopía, medio ambiente y estilo de vida establecen un nuevo paradigma sobre su manejo. Resulta importante destacar nuevamente que es una patología que debe ser diagnosticada y tratada por un médico oftalmólogo, aunque en su manejo puedan participar otros profesionales, como ópticos, educadores e, incluso, arquitectos, para que mejoren el diseño de las aulas para favorecer el ingreso de luz natural. También, la industria de las pantallas deberá tomar nota de que, si bien son necesarias, hay problemas que deben resolverse en cuanto a su utilización y la salud, especialmente, de la visión.
Comentario de Facebook