VIERNES, 22 de setiembre de 2017.- La ex presidente había sido denunciada por el fiscal como encubridora de los terroristas de la AMIA, el teniente general controlaba al fiscal y el técnico informático entregó el arma que gatillaron los sicarios. La justicia reúne la evidencia para acercarse a los autores ideológicos, partícipes necesarios y encubridores del asesinato.
La pericia de la Gendarmería Nacional demostrando que Alberto Nisman fue ejecutado a sangre fría, coloca a Cristina Fernández, César Milani y Diego Lagomarsino como piezas fundamentales de la investigación que busca encontrar a los asesinos del fiscal federal.
Cristina había sido denunciada por Nisman como encubridora de los terroristas de la AMIA, Milani contralaba al fiscal desde la jefatura del Ejército y Lagomarsino entregó la Bersa 22 que gatillaron los sicarios.
La pesquisa será extensa, engorrosa y plagada de chicanas, pero en su debido momento la ex presidente de la Nación, el teniente general y el técnico informático comparecerán frente al juez Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano para declarar qué saben sobre la ejecución de Nisman.
La denuncia de Nisman aseguraba que CFK había firmado el Memo con Irán para garantizar la impunidad de los terroristas de la AMIA, a cambio de un negocio millonario vinculado al comercio de petróleo y de granos.
Nisman es asesinado al poco tiempo de esta denuncia, tras sufrir una persecución mediática y política coordinada desde la presidencia de Cristina y ejecutada desde los medios de comunicación públicos y privados que respondían a la Casa Rosada. Hasta el momento de la denuncia, pese a que perseguía a los autores del ataque a la AMIA, el fiscal muerto jamás había recibido una sola agresión física realizada por imputados locales o iraníes.
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