Llegan las primeras ballenas a Península Valdés

SÁBADO, 15 de abril 2017.- Cada año, entre abril y mayo, comienzan a llegar a Península Valdés las primeras ballenas francas australes, que migran desde sus áreas de alimentación hacia sus áreas de cría. Las primeras ballenas suelen ser adultos solitarios, hembras preñadas y juveniles. Son más de 1000 ejemplares las que visitan la zona cada año para dar a luz, destetar a las crías nacidas el año anterior, aparearse o simplemente “aprender a ser adultos” como en el caso de los juveniles de un año de edad.

La concentración más elevada de individuos se observa entre agosto y septiembre, luego de producida la mayoría de los nacimientos. En octubre, las ballenas comienzan a migrar hacia sus zonas de alimentación y ya para diciembre son muy pocas las ballenas que se observan en Valdés. Es por eso que muchos creen que cada año estos ejemplares llegan más temprano. Sin embargo, los datos científicos del Programa de Investigación Ballena Franca Austral del Instituto de Conservación de Ballenas y Ocean Alliance, y datos de estudios y censos de ballenas realizados por colegas del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) indican que hasta la actualidad los primeros individuos llegan en los meses de abril y mayo aunque el número máximo se concentre en los meses de agosto-septiembre.

La temporada de avistaje turístico embarcado en Península Valdés se inicia a mediados de junio y finaliza a mediados de diciembre (más información en el Portal de Puerto Pirámides). El avistaje costero puede realizarse en cualquier momento durante los meses en que las ballenas se encuentran en el área. Un sitio muy popular para ver las ballenas desde la playa es el Área Natural Protegida “El Doradillo”, ubicada a unos 15 km de la ciudad de Puerto Madryn. Además, a unos 5 km de Puerto Pirámides, se encuentra la Reserva “Lobería Punta Pirámides” que, desde sus puntos de observación en los acantilados ofrece una maravillosa vista de las ballenas que se acercan a la costa.

El avistaje de ballenas es una experiencia única que permite aprender sobre estos gigantes en su ambiente natural y comprender la importancia de protegerlos por su gran valor ecológico, social, cultural y económico.

Enero-Marzo: en general, salvo casos aislados, no se observan ballenas en Península Valdés ya que se encuentran alimentándose o migrando hacia o desde sus áreas de alimentación en el Atlántico Sur.

Abril-Mayo: llegan las primeras ballenas a las aguas costeras de Valdés, pero son muy pocas y la mayoría son individuos solitarios como adultos, hembras preñadas y juveniles.

Junio-Agosto: siguen arribando más ballenas. Se producen la mayoría de los nacimientos. Además, se observan madres con cría del año anterior, que están en proceso de destete, y muchos grupos de cópula.

Agosto-Septiembre: el número de ballenas llega a su máximo. Se observan muchas hembras con sus crías y también grupos de cópula, adultos y juveniles solitarios. Durante septiembre, aunque pueden producirse algunos nacimientos, la mayoría de los ballenatos ya han nacido y es común observarlos jugando mientras sus madres descansan para reservar energía y nutrientes.

Octubre-Noviembre: madres y crías comienzan a prepararse para la migración a las áreas de alimentación, y varias ya inician su viaje. La mayoría de los adultos solitarios ya han abandonado el área.

Diciembre: pocas ballenas quedan en Valdés, principalmente algunas hembras que dieron a luz a sus ballenatos más tarde en la temporada, y algunos adultos y juveniles solitarios.

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