VIERNES, 11 de mayo 2018.- Un equipo de científicos de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata trabaja en una línea de investigación orientada a buscar nuevas soluciones terapéuticas para la enfermedad de Chagas. El Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Bioactivos (LIDeB) de la Facultad de Ciencias Exactas avanza en la utilización de la clofazimina como alternativa más eficaz y con menos efectos secundarios en el tratamiento de pacientes con Chagas.

Los investigadores del LIDeB trabajan desde hace más de una década en el reposicionamiento de fármacos asistidos por computadora. Para la ciencia, reposicionar un fármaco significa encontrarle un nuevo uso médico a una droga que ya se utiliza o se ha utilizado en clínica, o que ha alcanzado al menos ensayos clínicos. Este es el caso de la clofazimina, que hasta ahora sólo era aplicada al tratamiento de pacientes con lepra.

De esta manera, el nuevo uso médico se «construye» sobre la información ya conocida, en función de la experiencia con el uso terapéutico original (información farmacocinética, toxicológica, etc). Si una droga ya se utilizó en humanos anteriormente, suele reunir ciertos requisitos mínimos de seguridad y biodisponibilidad.

Hasta hoy existen sólo dos fármacos aprobados para tratar la enfermedad: benznidazol y nifurtimox. Ambos presentan importantes efectos adversos y resultan de dudosa eficacia en la fase crónica de la enfermedad en adultos.

Los investigadores de esta Universidad identificaron inicialmente la actividad tripanocida de clofazimina mediante métodos asistidos en computadora. Para ello, utilizaron una técnica conocida como tamizado o cribado in silico, en la que grandes colecciones digitales de estructuras moleculares se analizan computacionalmente para determinar qué compuestos químicos tendrían una actividad farmacológica de interés.

En la actualidad, alrededor del 90% de la inversión en nuevas herramientas diagnósticas y nuevos tratamientos contra enfermedades desatendidas como el Chagas proviene o bien del sector público o bien de organizaciones sin fines de lucro. Históricamente, el sector farmacéutico privado ha invertido muy poco en este tipo de afecciones, por resultar poco lucrativo.

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