SÁBADO, 16 de septiembre 2017.- Una fiscal pidió que el médico cirujano que el año pasado mató de cuatro balazos a un ladrón en la localidad bonaerense de Loma Hermosa y alegó legítima defensa vaya a juicio oral, pero acusado de un homicidio agravado por el que podría ser condenado a una pena de hasta 25 años de cárcel, informaron hoy fuentes judiciales.
Se trata del episodio protagonizado por Lino Darío Villar Cataldo (62), de nacionalidad paraguaya, que el año pasado reavivó el debate en torno a la legítima defensa, junto a otro caso, el del carnicero Daniel «Billy» Oyarzún (37), ocurrido en la ciudad de Zárate.
Si bien tanto ante la Justicia como en diversas entrevistas a la prensa Villar Cataldo siempre se mostró arrepentido, pero aseguró que tuvo que dispararle al ladrón, Ricardo Alberto «Nunu» Krabler (24), porque corría peligro su vida, la fiscal de San Martín a cargo de la causa, Diana Mayko, nunca le creyó y así lo dejó plasmado en su requerimiento de elevación a juicio.
«Cuando el encartado decidió disparar contra Krabler ya no estaba en riesgo su vida, sino sólo el derecho de propiedad que tenía respecto de un automóvil asegurado. Su conducta entonces devino desmedida, puesto que en su afán de retener su automóvil ha afectado el bien jurídico de más valor, es decir la vida», señaló la fiscal en el requerimiento al que tuvo acceso Télam.
«No resulta necesario ni racional ultimar al ladrón para recuperar el botín», concluyó Mayko en su dictamen.
La fiscal pidió que Villar Cataldo -quien se encuentra en libertad por una excarcelación extraordinaria- sea sometido a juicio oral acusado de un «homicidio agravado por el uso de arma de fuego», delito que prevé una pena de 10 a 25 años de cárcel.
El hecho ocurrió el 26 de agosto de 2016, minutos antes de las 20, cuando el médico se retiraba con su Toyota Corolla del consultorio de la calle Ombú 6865 de Loma Hermosa y fue abordado por un delincuente, luego identificado como Krabler, que le dio un culatazo en la cabeza, se subió al vehículo con fines de robo y terminó muerto de cuatro balazos efectuados por el imputado con una pistola Bersa Thunder Pro calibre 9 milímetros.
Mayko realizó en el requerimiento de elevación a juicio un contrapunto constante entre la versión que dio Villar Cataldo de cómo sucedieron los hechos, y las pericias y pruebas colectadas en el expediente que lo contradicen.
El imputado declaró que siempre que sacaba el auto, «por seguridad», dejaba en el cantero de la reja de la vivienda su pistola, pero la fiscal, quien cree que el médico ya tenía el arma encima cuando le fueron a robar, afirma que «el cantero no parece un lugar muy cómodo ni seguro para dejar un arma cargada, en un barrio que el mismo declarante considera peligroso».
«Cuando saqué el auto marcha atrás, con la ventanilla del conductor baja, vi venir corriendo un hombre que me apuntaba con un arma. Me dio un culatazo y me dijo: ‘Bajate hijo de puta que te mato'», contó el cirujano.
Para la fiscal, «no hay dudas» de que «Krabler pretendió apoderarse del Toyota Corolla del médico», pero agregó que «tampoco hay dudas de que la secuencia así narrada por el galeno no ocurrió de tal modo».
La víctima del robo relató que, luego del culatazo, el delincuente lo tiró al piso para subirse al auto, dio marcha atrás y que la rueda delantera izquierda le pisó «ambas piernas».
«Esta secuencia es inverosímil, sin entrar en consideraciones médicas. A la altura que se encuentra la bajada del cordón, no hay cordón ni cuneta, sólo hay un desnivel de dos centímetros», indicó la fiscal.
Uno de los puntos clave de la acusación está relacionado con el lugar donde fue hallado el pistolón -sin balas-, que portaba Krabler: debajo de su propio cuerpo.
Villar aseguró que mientras él estaba en el piso, el ladrón avanzó con el auto, él rodó hacia el cantero para agarrar su pistola y vio que el asaltante sacaba el arma por la ventanilla y le gritaba «te voy a matar hijo de puta», ante lo cual decidió empezar a disparar «contra el bulto».
Para la fiscal, «esta secuencia no ha tenido lugar en la realidad» y afirmó que «es imposible que Krabler le haya estado apuntando a través de la ventanilla de la puerta del conductor», porque en ese caso, al recibir los disparos «el arma se debería haber hallado en el pavimento» y no debajo del cadáver.
«Cuando los disparos tuvieron lugar, el asaltante había colocado el pistolón que portaba debajo de su cuerpo mientras estaba sentado en el asiento del conductor del Toyota», sostuvo Mayko.
Comentario de Facebook