MARTES, 6 de noviembre 2018.- Mientras los escándalos de corrupción urbanística siguen siendo el pan nuestro de cada día, las necesidades más acuciantes de miles de personas siguen esperando respuesta.

Un derecho y un lugar que satisface necesidades básicas. Es tal la importancia de la vivienda que el acceso a la misma por parte de los individuos se encuentra reconocido en muchas constituciones como un derecho humano fundamental.

Es el espacio en el cual encontramos descanso, donde almacenar comida, es decir, satisfacer las necesidades básicas, refugiarse de las inclemencias del clima, de los problemas de la calle, sentirse seguro, y transformarse en el rincón en el mundo donde construir una familia y un hogar propiamente dicho. Puede estar habitado por apenas una sola persona, como varias, tengan o no vinculación familiar.

La vivienda es hoy y ha sido desde los inicios de la humanidad una construcción natural o artificial de enorme relevancia para la vida y la subsistencia de animales y de seres humanos. Comprende de esta manera la cueva de un animal o de los hombres prehistóricos como también a los grandes edificios que destacan en las ciudades.

Justamente en los inicios de la humanidad no había diferenciación entre la vivienda de un animal y de un ser humano, en tanto, ha sido la naturaleza creadora única que dispone el hombre la que le permitió aplicar la imaginación y su habilidad manual para construir cada día mayores edificaciones.

Un sentimiento y también un negocio. Es natural que las personas desarrollemos sentimientos de pertenencia fuertes con la propiedad por albergar no solamente nuestros objetos personales sino también emociones y recuerdos.

Construidas en la ciudad, o en un área rural, en formato casa o edificio, disponen de un valor económico de cambio y por tanto representan para sus dueños un bien material preciado por el cual deberán pagar impuestos, pero paralelamente puede reportar ganancias, ya sea mediante la venta o alquiler.

Justamente la compra de viviendas para alquiler es una de las inversiones más recomendadas en el mundo dado que el precio del “ladrillo”, como popularmente se dice, se aprecia en vez de depreciarse como sucede con determinadas monedas.

Cuando el derecho a la vivienda no alcanza a todos y se vuelve un dilema

Una de las principales problemáticas que afecta este sector en muchos lugares del mundo, en especial en aquellos países subdesarrollados donde la pobreza reina junto a los bajos salarios, es la imposibilidad que las personas de bajos recursos puedan acceder a la posibilidad de adquirir una casa, no necesariamente lujosa, sino refiriéndonos a una vivienda digna.

En el caso de las personas que no cuentan con el dinero necesario para comprar una propiedad deben alquilarla, situación que en muchos casos genera inestabilidad; si es que por ejemplo no se puede seguir afrontando el coste porque éste aumentó más que el salario percibido, una situación frecuente en los contextos de inflación.

Y ni hablar de la situación realmente compleja que enfrentan las personas que ni siquiera cuentan con un salario y deben convivir en lugares precarios donde no pueden satisfacer sus necesidades básicas.

El desarrollo habitacional digno y la promoción del acceso a créditos hipotecarios para viviendas debe ser una política pública prioritaria de los gobiernos para poder paliar estos dos flagelos.

 

 

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